Pompas de jabón

Viví mi infancia en un pueblo. En él pasaba las tardes de cualquier estación entre montes de romero, tomillo, aliagas, y campos de frutales. En la orilla del río crecía una planta silvestre; el color de sus florecitas iba del blanco al lila pasando por el rosa. Era y es, porque sigue creciendo, jabón de gitano. Así que cuando cometíamos alguna fechoría -véase hurto de fresas, atracón de moras, etc- o sencillamente nos apetecía perfumar nuestras manos, tomábamos una ramita, un poco de agua del río o de cualquier fuente y la frotábamos hasta que conseguíamos espuma.


Quizás de este recuerdo de la niñez -fuente inagotable de sensaciones- proceda mi debilidad por los jabones. Por su aroma, textura y color. En la actualidad, además, ha vuelto el interés por este objeto tan cotidiano; muchas firmas y emprendedores individuales han recuperado su elaboración artesanal. La calidad unida a un envoltorio singular da como resultado un detalle perfecto para regalar, guardar en los cajones y, claro está, para compartir espacio en el lavabo junto al cepillo y la pasta de dientes.


Amelia creó Los Jabones de mi Mujer (http://www.losjabonesdemimujer.com/). Me encanta comprobar cómo su proyecto ha prosperado. Cuando yo la conocí apenas habían transcurrido unos meses desde que se estableciera en el pueblecito segoviano de Santiuste de Pedraza. Allí se había retirado tras decidir que su vertiginosa vida madrileña no debía continuar. Le impulsó el grandísimo éxito cosechado entre los compromisos profesionales de su marido, quien le pidió ayuda con el regalo navideño de empresa. La solución fueron jaboncitos en una cajita de madera y con unas ramitas de lavanda seca.


En la actualidad, sigue elaborando jabones que miman y equilibran la piel de forma natural. ¡Y que huelen a gloria! Se pueden adquirir a través de su tienda on line.









(© Los Jabones de mi Mujer)

Como ella, Paula apuesta por los aceites esenciales para su gama de Jabones Siracusa (http://www.jabonessiracusa.com/) también de venta on line y en Madrid, en Oliphant (Santa Teresa, 9). Cuida los botánicos -salvia, naranja, menta piperita...- así como la arcilla y mantecas. Y si bonito es el contenido, qué decir del continente. La gama cromática, la rugosidad del papel, la tipografía... cada detalle importa.






(© Jabones Siracusa)

Claus Porto (www.clausporto.com) es otra gran referencia en el mundo de la cosmética desde 1887. Sus jabones se caracterizan por un envoltorio colorista, retro y tan atractivo que inspira a los coleccionistas. Se pueden adquirir a través de su web y en direcciones como Isolée (Claudio Coello, 55) y Le Secret du Marais (Hortaleza, 75). Porque no olvidemos que lo mejor es olerlos y, una vez seducidos por uno u otro aroma, elegir. 




(© Fotos, Claus Porto)


Por último y porque se antoja mirarlos y olerlos una y otra vez, nos quedamos con la firma neoyorquina Tokyo Milk (http://www.tokyo-milk.com/). Creados por Margot Elena y a la venta en las fascinantes tiendas de Bernardo y Paco, Corachán y Delgado (Barco, 42) y la novísima Femisa. Objetos perdidos (Corredera Baja de San Pablo, 8).









(© Tokyo Milk)



Y ahora ¿qué tal lavarse las manos?

Comentarios

  1. Buen post.Que agradable es un buen jabon.

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  2. Maravilloso post! Mañana me voy a comprar jabon bonito! Gracias por la info Maria!!!

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  3. Me han encantado los de Tokyo Milk, no los conocía y ya solo el envase es precioso. Buen post pensando en los regalos navideños!
    Sandra M.

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  4. Hola María, en Chamberí puedes encontrar los jabones de mi mujer. En la calle Gaztambide, 21. La tienda se llama Saboreaté y Café. Puedes saborear el té de degustación gratuito del día mientras le echas el ojo a los jabones....

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  5. No lo sabía, Rosa Ana! Gracias por el apunte. beso,

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