Su nombre es Mónica



Y su apellido Ceño. 

Habla con amor, puro amor, de sus tres hijos, tiene las piernas muy largas y es la propietaria de The Lab Room (www.thelabroom.com).

Ella es expansiva. Parece que le conoces hace tiempo aunque tan sólo hayan transcurrido unos segundos desde el primer encuentro. 

Es natural, dulce. Es una de esas personas que te abraza cuando habla. Y es que con ella te sientes bien. Me gusta Mónica Ceño. Y adoro su centro de belleza y su línea de cosmética.



Como la leche limpiadora, que brinda un gesto diario muy placentero. Sí, el de la limpieza facial que, con otras cremas, tan a menudo se olvida. 

También el bálsamo labial con aroma y las propiedades del albaricoque, entre otros aceites esenciales.




Me gusta que en su centro todo sea natural, como ella. Su compañero, Pablo, las personas que trabajan con ellos. Todos lo son. 

Sueño, como es habitual en mí, con una tarde de otoño, fría, en la que tomar una ducha calentita y embadurnarme con su crema corporal. 



(© Fotos The Lab Room)

Y a dormir.




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