Mi nueva adicción: la(s) tarta(s) de queso

Lo cierto es que no sé por qué miento y digo una, si son dos. O si me paro a pensar, apenas unos segundos, puedo descubrir que son muchas más. Lo mío con la comida lo tendría que mirar alguien.

Confesaré que, desde que vivo en Pamplona, amo los yogures. Los amo por encima de muchos otros alimentos. Antes apenas me gustaban, claro, porque no había probado los de esta tierra llamada Navarra.

Puedo escribir un tratado sobre marcas, sabores, texturas. Son más naturales que las firmas comerciales, saben de verdad y no tienen colores llamativos. Son un delirio.

Mahala, Señorío de Sarria, Lactuyogur, Goshua... cierro el ordenador, voy a la nevera, y vuelvo enseguida.

Regreso para hablar de mi otra obsesión culinaria: la tarta de queso. Hasta la fecha la de mi hermano mayor, Nacho, era buenísima, pero ahora hay tres nuevas candidatas al número uno de mi particular ránking. Lo bueno (o lo malo) es que solo puedo tomarlas cuando visito Madrid. 

Son la de Muñoca Revival (Juan Ramón Jiménez, 22). Javier Muñoz-Calero ha dado un giro total a su restaurante apostando por la cocina clásica. La estética también ha cambiado y está inspirada en los años 40. 



(© Foto Muñoca Revival)


Yo, que soy una glotona no probé una, probé dos. La de zanahoria y la de queso. Creo que es la receta más cremosa que he probado hasta la fecha. Es una maravilla, y su creador, Javier Muñoz-Calero, no suelta ni media pista de su receta. ¡Hace bien! Aunque yo sería incapaz de copiarla o acercarme a tal exquisitez. ¡Lo mío son las empanadillas!




(© Foto MEATing)

La de MEATing (Villalar, 7). Vicente Lorente, propietario de este restaurante cercano a la Puerta de Alcalá, también tiene su punto glotón. Aunque yo creo que, en los últimos tiempos, lo ha dominado. Pero se nota que es un ex-glotón al verle hablar de sus platos favoritos. Suelen tener mucha relación con su San Sebastián natal y con el círculo familiar, vinculado a la restauración. De la receta de su tarta de queso tampoco ofrece detalles. Tampoco es preciso, lo importante es que sigan preparándola con tanta delicadeza. Y que yo vaya a tomarla. 

Y por último, pero no menos rica, la de La Cesta por Óscar Velasco (Recoletos, 10). La tarta de queso de esta dirección de la calle Recoletos, ahora con barra y una oferta reorientada a platos más informales sin perder la raíz tradicional y el buen producto, también es de diez. Claro que la elección es complicada porque el pastel de frutas (en la foto) resulta otra gran maravilla. 



(© Foto La Cesta por Óscar Velasco)

Ante la duda, siempre se puede hacer como yo: pedir ambas propuestas. 

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