Tienes que mirar



Llevo cierto tiempo callada. No tengo mucho que contar o quizá sí. En cualquier caso se tratara de la vida, así, en general. La mía que podría ser la tuya o la de cualquier otra persona. 

Los días siguen pareciéndome muy similares, aunque he vuelto a viajar por trabajo y también por placer. Y eso, qué duda cabe, ayuda a romper con la monotonía. 

He descubierto la Sierra de Madrid y he respirado naturaleza. He comenzado un proyecto que me planteé hace unos años: iniciar un herbario. Como aquel que hice en el colegio y que supongo que, en un arrebato a lo Marie Kondo, tiré. 

En líneas generales mi vida sigue siendo sencilla. Sin grandes sorpresas, aunque en estos tiempos inciertos, casi es mejor cierto aburrimiento. Hace unas semanas, tomé unas cañas con dos personas que no eran mi pareja, y también con él, y me pareció estar viviendo algo insólito. Hacia demasiado tiempo que no tomaba más de dos y con más de dos personas. Quien me conozca recordará mi faceta nocturna... Las cañas, por supuesto, fueron diurnas. 

Regreso a este espacio con el deseo de recomendar una lectura. Sigo leyendo y, por cierto, he comenzado a dinamizar junto a Antonio, las tertulias de Derecho a Morir Dignamente. Estas sesiones mensuales me han permitido volver a leer tres libros que en su día me impactaron. También me han brindado la oportunidad de charlar sobre ese tema que a mí tanto me gusta, sobre la muerte. Y hacerlo con personas que no conocía y con las que se establece un tono y un espacio realmente amable. 

Pero vuelvo al libro que me he ido por las ramas. Quiero recomendaros la lectura de Tienes que mirar, editado por Impedimenta y firmado por la escritora Anna Starobinets. Salvando algunas distancias, pero es un libro que me hubiese gustado escribir a mí. Y la portada es preciosa. 

Anna y yo hemos vivido algo parecido. Abortar por malformaciones estando de más de 20 semanas. Ella en Rusia, bueno en Alemania, y yo en Madrid porque en Pamplona no me dejaron. Hay distancias, pero también similitudes. En general, la gente cree que en España abortas fácilmente, sin problema. Ja. Eso les digo yo: ¡Ja!

No me gusta recomendar libros sobre el aborto porque creo que es delicado. Si lo has vivido, pueden removerte más de la cuenta. Y si no pasaste por ello, no tengo muy claro que sea agradable. Claro que la lectura ayuda a derribar falsos mitos. Si a alguien le interesa por una u otra razón, éste es un gran libro. 

Hace unas semanas, tuve la oportunidad de sentarme con Helena y compartir un café. Hablamos sobre este tema y el duelo perinatal. Antes, hice el ejercicio de revisar la documentación de mis dos abortos y al hilo de ello y de la conversación con mi pareja, recuperamos muchos recuerdos que habíamos escondido bajo varias capas de olvido. 

La mente es poderosa. 

Reconocí cristalinamente las fases del duelo en situaciones que ahora me parecen increíbles. 

En fin, que sigo hablando de la vida. Que yo no sé escribir sobre otra cosa que no sea ella. La vida. 

 

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