El gel de mi abuelo
Mi abuelo creyó llamarse de una forma y descubrió que tenía otro nombre.
En la familia, cada uno le llamaba a su manera: Constancio o Dámaso.
Era alto. Y mi padre cada vez se parece más a él.
Recuerdo el parque y mientras corría, intentando olvidar las clases de la universidad a las que no quería ir, le buscaba entre los árboles.
Cuando le encontraba, gritaba: 'Abuelo'. Era sordo. Y le decía a sus amigos: 'Es mi nieta, la pequeña'.
Ahora regreso muy pocas veces a ese parque. Hace poco lo hice, con zapatillas. Y le busqué su gabardina. Ni tan siquiera encontré a alguno de sus amigos.
Desde hace tiempo, le recuerdo cada vez que noto el aroma de Moussel.
(© Foto Moussel)
Era el gel que usaba en esa bañera tan pequeña. Siempre, llamándose Dámaso o Constancio.
En la familia, cada uno le llamaba a su manera: Constancio o Dámaso.
Era alto. Y mi padre cada vez se parece más a él.
Recuerdo el parque y mientras corría, intentando olvidar las clases de la universidad a las que no quería ir, le buscaba entre los árboles.
Cuando le encontraba, gritaba: 'Abuelo'. Era sordo. Y le decía a sus amigos: 'Es mi nieta, la pequeña'.
Ahora regreso muy pocas veces a ese parque. Hace poco lo hice, con zapatillas. Y le busqué su gabardina. Ni tan siquiera encontré a alguno de sus amigos.
Desde hace tiempo, le recuerdo cada vez que noto el aroma de Moussel.
(© Foto Moussel)
Era el gel que usaba en esa bañera tan pequeña. Siempre, llamándose Dámaso o Constancio.
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