Tengo una fotografía

Es un día soleado y estoy sobre una roca. Junto a mis hermanos, mis padres y otros amigos del campamento. Esa roca está en el borde de la Laguna Negra. 

He vuelto y he recordado esa imagen. Como era verano, tenía el pelo corto. Mi padre, cada comienzo de dicha estación decidía que me cortaran el pelo cortísimo. Como un chico. 



Me gustaría saber qué pensaba mientras miraba fijamente el objetivo. Quizá que algún día volvería a este escenario y recordaría los campamentos en los que tanto me aburrí porque las chicas solo pensaban en maquillarse y parecerles guapas a los chicos. 

Esos campamentos en los que me bañé sobre las ruinas de La Muedra, ese pueblo sumergido bajo las aguas del embalse de La Cuerda del Pozo, y en los que fui la única que, osada, se tiró por la tirolina. 

He vuelto a Vinuesa y a Soria, una vez más. He conocido a Blanca, tan tranquila y bonita.

Lo he hecho como una turista subida al Tren Campos de Castilla, que hasta el 31 de octubre propone un recorrido perfectamente guiado por los monumentos y las huellas de Machado, Bécquer y Gerardo Diego. 

Me he escapado hasta San Juan de Rabanera y he visto jaras en Numancia. He recordado aquella tormenta de verano que a Carmen y a mí nos sorprendió la primera vez que pisé este asentamiento celtíbero. 


(© Fotos CyC)

He sido consciente de qué poco queda por descubrir y de que ellos los primeros sorianos perfeccionaron muchas técnicas y nosotros lo único que hacemos es estropearlas.

He vuelto a Soria y he encontrado, una vez más, que ahí, como en La Rioja y en Aragón, están mis raíces. 

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