Ayer y hoy: Víctor Redondo y Falenas

Viví en Zaragoza durante cinco años. Si no lo he dicho antes, confesaré que mi relación con dicha ciudad es rara. 

Allí fui feliz, ¡vaya que si lo fui!. Años de universidad, largas noches en los bares, amigas, grandes amigas... Aunque he de decir que no me provoca ni frío ni calor, ni entonces me emocionaba, ni ahora. 

Hace apenas unos días, volví como turista. Entonces, la óptica cambia. Sí, cuando regresas a los lugares que habitaste, se suelen ver de otra forma. 

Mientras medio país atendía a la escalada de los termómetros, nosotros paseamos bajo un sol de justicia por sus calles. Descubrí que aquella tienda que siempre me gustó, Víctor Redondo, presentaba novedades. 



(© Foto CyC)


Es curioso cuando se trata de un establecimiento inaugurado en 1922. Pero los tiempos cambian y, ¡ay amigo!, o te adaptas o... ¿mueres?

Estuvo especializada y sigue así, en complementos. Sí, pero en algunos tan elegantes y singulares como paraguas, sombreros, abanicos, guantes, pañuelos y bastones. ¡Ahí es nada! 

En el momento actual, regenta la tienda la cuarta generación. Son las hermanas María, Patricia y Marta; son diseñadora de moda, diseñadora gráfica e ilustradora, y diseñadora de joyas, respectivamente. Ellas son las artífices del nuevo aire, llamado Falenas. Pero por suerte, son chicas inteligentes y han mantenido la magia, el encanto y la razón de ser del negocio, tal y como fue creado. 

Aúnan tradición y tendencia, y en un mismo espacio conviven dos firmas, dos conceptos, dos formas de entender la moda. 

Falenas es el nombre de las mariposas nocturnas y como a su padre le apasiona la entomología, decidieron rendirle un homenaje. 








Ellas diseñan y confecciona ropa, joyería y complementos. Lo hacen de forma artesana, dibujan y unen las piezas, ya sea con hilo o con otros materiales como plata, piel, latón y cobre. 













(© Fotos Falenas)


Diré que si algún día me fallan las piernas, iré y me haré con ese bastón con calavera que tanto me gustó... Porque queda claro que los complementos marcan la diferencia. Y porque yo, por principios y porque lo he vivido en primera persona desde niña, apuesto por el pequeño comercio. 


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