Comunicarse





Ayer me llamó Claudia, mi sobrina. Quería darme las gracias porque había recibido la carta que le envié con las firmas y dedicatorias de un grupo de periodistas con los que viajé hace unas semanas. 

De entre todas, aseguró que le había hecho especial ilusión encontrar a una periodista de Australia que le contaba que en el lugar en el que ella nació hay muchos melocotones. Y es que en el colegio, justo en estos días, le están explicando los aspectos más relevantes de dicho país. 

Le pregunté si había leído la carta que acompañaba a las firmas. Sin pensar en las consecuencias de su respuesta, me dijo, que a medias. 

¿Cómo?. Le respondí. 

Y añadí: ¿Tu tía te escribe una carta con todo su amor y no tienes tiempo para leerla? 

Y ella que no suele alterarse por casi nada, me explicó que le interesaban más las firmas y dedicatorias. También le dije que a nosotros nos haría mucha ilusión recibir una carta de su parte y me dijo algo así como: "Lo valoraré". En fin, no debo olvidar que es una niña. 

Afortunadamente, arregló el desaguisado emocional porque, a continuación, me contó que tiene su propia cuenta de correo electrónico y que le gustaría que nos comunicáramos por esa vía. Me preguntó si le podría enviar fotos y le dije que por supuesto. 

Me gustó la conversación porque le expliqué lo que significa comunicarse. Le dije que no es recibir una carta o un email de alguien que se ha tomado su tiempo e interés hacia ti para contarte cómo se encuentra, qué ha hecho y quizá qué va a hacer próximamente, y no responder. 

Quizá no en ese preciso instante, y mucho menos con prisas, pero hay que encontrar unos minutos de calma para escribirle. Para contestar a sus preguntas, si las hizo, y decirle qué hay de nuevo en tu vida o cómo te sientes. No se trata de escribir cinco folios ni tampoco medio. De modo que este ejercicio exige la oportuna reflexión para seleccionar lo verdaderamente relevante y contarlo de una forma concisa, pero atractiva. 

Le expliqué que escribir a mano implica hacerlo con mayor cuidado. Esforzarse para que la caligrafía sea clara, para que no cometamos faltas de ortografía y tengamos que tirar la carta y empezar de nuevo. 

Aunque no es lo mismo que recibir una carta de papel, abrirla y leerla para luego guardarla, me gustó que saliera de ella que nos comunicáramos por esta nueva vía. 

Me dijo que le parecía muy bien y que hoy, lunes, se conectaría para comprobar si yo le había escrito.

Claro que lo he hecho.  Y espero su respuesta. 

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