Duro. Y necesario.

Justo hace unos días publicaba sobre la lectura. Justo hace unos días escribí que a los libros que no me gustan ya no les doy oportunidades. Los abandono. Ahí se quedan. O si detecto que merecen la pena, pero no es el momento, paro y dejo que duerman a mi lado, en la mesilla de noche, esperando su nuevo turno.

Hoy me ha sucedido algo nuevo. Nunca antes he tenido que cerrar el libro porque no podía leer ese párrafo. Lo he vivido dos y tres veces con 'El acontecimiento', de Annie Ernaux. Diré que me ha fascinado pero no se lo recomendaré a nadie. Ni siquiera a quienes, como yo, han abortado de forma natural o voluntariamente. Yo lo hice de las dos formas.

Hay que ser muy valiente para escribir 119 páginas como éstas.

Hay que ser muy valiente para atreverse a mirar atrás, remover y plasmarlo en escritura.

Hay que ser valiente, honesta y un buen ser humano porque este testimonio duele pero es necesario.

A mí varias personas me han pedido que deje por escrito lo que mi pareja y yo vivimos, pero no soy tan valiente como creen.

Quizá deba esperar, como Annie, 30 años para poder hacerlo.

Quizá.

Esta semana leí otro libro sobre el aborto. 'Roedores' de Paula Bonet. Me costó abrirlo, estuve valorando si hacerlo o esperar un ratito y, cuando al fin lo hice, lloré. Lloré.


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