Mi último camino

Tengo metido el veneno del Camino en el cuerpo. Y creo que es para siempre.

El pasado mes de julio volví. Elegí la ruta entre la localidad francesa de Bayona y Pamplona. Seis días descubriendo el Camino del Baztán. Quería caminar sola. Pero el universo quiso que lo hiciera acompañada y cómo lo agradezco.

Porque sola me hubiese hecho caquita al perderme en el bosque, a siete kilómetros de Urdax, cuando caía la niebla. Decidimos regresar, desandar lo caminado, ahora cuesta abajo, pero por fortuna Claudia vio una flecha y encontramos la ruta correcta. El Camino del Baztán no es un derroche de indicaciones... Es fácil perderse. 

Me acompañaron Claudia y Berta. A sus 12 años se atrevieron y ellas no se imaginan cómo se lo agradezco.

Porque el Camino del Baztán tiene más kilómetros de lo que indican las guías. Cuando aseguran que son 21, en realidad, caminas 28. Y eso, en compañía, da origen a unas buenas risas mezcladas con desesperación. Sola es otro cantar. 

Hasta el tercer día, fuimos las tres únicas peregrinas. A partir de entonces, junto con el matrimonio franco-alemán, cinco. Sola puede ser demasiada soledad. Nosotras tres la combatimos jugando a palabras encadenadas por sílabas. Y ellas cantando todo el tiempo el hit de Operación Triunfo...

En alguna que otra etapa las pasamos canutas para encontrar comida. Estiramos el último bocata de Berta hasta el infinito... Gracias, tía Pili, por prepáralos tan ricos y tan grandes. 

Pero el Camino del Baztán fue un regalo.

Por la cena que nos preparó Natalia y que compartimos, con ella y con su marido, en su jardín. 

Por los caballos en medio del bosque.

Por las libélulas azules que revoloteaban a nuestro lado mientras nosotras metíamos los pies en cualquier regacho.

Por las lágrimas derramadas en los maravillosos bosques de Belate.

Por la cervecita de la tarde.

Por las risas con dos niñas que pronto serán mujeres.

Por los rituales y abrazos a árboles en nombre de grandes amigas.

Lástima de bronquitis que nos obligó a causar baja el último día y no cerrar el círculo con Pamplona.

Keep walking, 

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