Algunas canciones




(© Mohammad Metri)

Hace unos meses, esa tendencia mía a dejarme llevar por la etiqueta de los vinos o la portada de los libros, me llevó a comprar el título Vives en las cintas que me grabaste de Rob Scheffield.

Lo leí pero no fue una de esas lecturas que me conmueven. 

Si bien, hace unos días, viajando en la furgo y escuchando música, pensé en aquellas canciones que están asociadas a un momento de mi vida o a una persona. Incluso a una estación del año. Entonces cogí mi libreta y anoté algunos títulos.

Cualquier canción de Sade me recuerda a quién amé en un tiempo pasado.

Hungry Heart, de Bruce Springsteen, a Patricia, Carmen, Saida... a la resi. 

A ellas también me devuelve cualquier canción de Maná. Como la que hace apenas unas semanas cantamos en ese karaoke de Zaragoza. 

Alanis Morrisette y el Camino de Santiago están unidos irremediablemente. 

Extremo Duro es mi amor. A él también me lleva Fito, Rosendo...

Aerosmith es Arándiga. Es adolescencia. 

Guns & Roses significa ese mismo periodo de mi vida pero en Monteagudo de las Vicarías. 

Sinéad O'Connor, Nothing Compares, es mi hermano Nacho. 

Pablo es Don't You, de Simple Minds. 

Manolo García es la banda sonora de mi padre. Y el disco Salitre, de Quique González, es sinónimo de aquel verano en el que mi madre y yo fuimos a Zahara de los Atunes y ella terminó sabiéndose todas las canciones. También las de Ismael Serrano. Casi no soy intensita... 

Vuelvo la mirada más allá, retrocedo más hacia el pasado, Cien gaviotas de Duncan Dhu es una tarde bajo el puente de Capurnos, cantando con algunas compañeras de EGB. 

Se le apagó la luz tembló, de Alejandro Sanz, es otra tarde de verano, en la puerta del bar de Monteagudo de las Vicarías, con el walkman puesto y cantando a pleno pulmón con la sevillana, con mis primas. Con frecuencia pienso en esas tardes en las que no había piscina, ni móviles, pero en las que no nos aburríamos ni un segundo. Ardía el suelo, y por mucho que mis tías me dijeran que tenía que echarme la siesta, nunca lo consiguieron...

Hablando de mis primas, Cristi siempre estará asociada a Obus, Va a estallar el obus

Luka, de Suzanne Vega, es aquel colegio al que asistíamos a clases de inglés en Cambridge. La elegía una y otra vez en la junk box. Por cierto, una máquina que me parecía la ultimísima vanguardia... 

Stars, Simple Red, también es aquellos meses de julio en Reino Unido. Como lo es Right Said Fred, I'm too sexy. Ace of Base, All that she wants, es Carlo, a quien conocí en Park's Peace. 

Lo confieso, llevo una temporada profundamente nostálgica. 

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