Un río




Todos deberíamos tener un río. En serio, es de lo mejor que se puede poseer. Poseer, en este caso, en el sentido de tener cerca. A mano. 




El río de mi pueblo en realidad son dos ríos. El Aranda y el Isuela. Que se juntan en un lugar llamado 'la juntura'. Siempre me han gustado los nombres prácticos.

Y allí, en 'la juntura', hemos construido una presa hoy.




El río, que son dos ríos, es un regalo. 

Desde que llegué a mi pueblo, hace 41 años, el río ha cambiado, mucho. De hecho, 'la juntura' no es como era, como fue.




Ayer recordaba cuando no existía la piscina e íbamos todos los niños y niñas, chicos y chicas, a bañarnos. Y alguno pescaba barbos con las manos. Era increíble.

Entonces, también existía 'el pozo del madero'. Porque allí, claro, había un madero que alguna vez cayó quizá durante una tormenta. 

Pienso ahora en cuánto ha cambiado el río, tanto como nuestras vidas. 

Hoy, en el río, me he encontrado con Elena y Pili. Sin abrazos, pero con gran alegría. 

Y verles me ha hecho pensar en el río y en mucho más... 

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