Leer en común



Por fin, hemos recuperado nuestro club de lectura, La charradica, en Arándiga, Zaragoza.

Lo hemos celebrado en el parque de la ermita, donde yo comulgué, donde estuvo el antiguo cementerio. Hoy, hemos extendido un mantel, olivas, fuet y riquísimo calabacín empanado por Ana.

No hemos sido muchos ni muchas, pero sí suficientes. Y qué agradable ha sido charlar esta vez sobre 'Réquiem por un campesino español', de Ramón J. Sender.

Sobre los clubes de lecturas todo son ventajas. Aunque no hayas leído el libro, aunque no te haya gustado, aunque creas que tu opinión no cuenta, ve, súmate y busca un club de lectura.

Leer en grupo o, mejor dicho, leer en su casa cada uno y luego compartir impresiones es realmente enriquecedor.

Siempre, siempre extraes algo positivo, un detalle en el que tú no reparaste.

Los clubes de lectura en el medio rural son realmente necesarios. Es una alternativa de ocio barata y bonita.

Compartes libros que te gustaron, aquellos que te apetece leer y casi siempre anotas algún título que no conoces, pero que a alguien presente le emocionó.

Comentar una de las obras cumbre de Sender nos ha traído muchos recuerdos. Porque en el #pueblitobueno se rodó parte de la película que protagonizó Antonio Banderas. 

Pili, que era mayor que nosotras, atesoraba muchos recuerdos a los que hemos sumado los nuestros, los de dos niñas, Ana de 8 años y yo, de 7.

De los clubes de lectura suelen nacer más propuestas ilusionantes. Quizá compartir recuerdos, escribir en grupo, proyectar algún documental... 

Ay, no dudéis en sumaros a un club de lectura y si no lo hay, creadlo. Dos personas y un libro son suficientes para ello. Y las ventajas... Infinitas. Os lo prometo. 

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