Agua y jabón, más allá de la elegancia


Bonito título para un precioso libro, que se acompaña del subtítulo: 'Apuntes sobre elegancia involuntaria'. Hoy por hoy, se puede decir que esta obrita que posiblemente nació de la humildad se ha convertido en una lectura que ha corrido como la pólvora, recomendación tras recomendación. 

Así, la primera edición en 2021 a manos de Terranova, editorial independiente, se agotó y las hábiles mentes que mueven los hilos de Anagrama, con mucha más soltura económica, sin duda, se hicieron con los derechos y han apostado, además, por el formato de bolsillo de su Colección Compactos. 

Agua y jabón es un libro inclasificable, culto y hermoso. Muy hermoso. Y la belleza siempre hay que perseguirla.

¿Por qué me ha gustado tanto?

Porque es caótico y desordenado. ¿O quizá sencillamente anárquico? Y eso hoy por hoy no es esperable de casi nada.

Porque me atraen los libros que imponen su propio orden o ninguno. Así, esta joyita de portada en color azul posiblemente cian, apetece leerlo siguiendo una página tras otra página o abrir al azar. Sea por donde sea asalta una genialidad.

Porque denota una cultura sincera y nos atrevemos a afirmar que no hay ni una sola línea que no resulte valiosa. Si bien, en el club de lectura que comparto con mujeres maravillosas y que se llama Tinta Fina, este punto despertó polémica. 

Las fotografías, cuadros y obritas que salpican este libro podrían pasar desapercibidos, pero a quien lo desee le brinda una puerta abierta de par en par a la reflexión.

Porque Agua y jabón no se acaba en su propia lectura, por eso también me gusta. Porque tras su lectura, la mente explora recuerdos, se pierde en divagaciones y conexiones de uno mismo.

Posiblemente esté guiado por la emoción y una mirada pura. Marta D. Riezu hace con sus pensamientos lo que quiere. Quizá porque ella, a todas luces mente madura y descreída, no esperaba nada y precisamente la ingenuidad, la frescura o el descaro obraron un milagro editorial. Otro tema que resultó polémico entre mis compañeras lectoras... 

Es un libro brillante. Y nada superficial. ¿Cómo sino se aborda la muerte y el duelo de la madre de una manera que hasta provoca una sonrisa?

Porque entre las páginas se adivina ternura. También ternura.


Agua y jabón es un tratado de cosas, pero también de emociones. De crecimiento, de madurez y de decir adiós a etapas que ya quedan lejos. Aunque ella dice que no le gusta la nostalgia porque es tramposa y selectiva. A mí me gusta bastante, o desde luego, no me incomoda. 

Es una oda a lo importante. A los viajes iniciáticos y a los que lo son menos, pero que abren la mente o al menos la airean.

Me ha gustado porque las últimas páginas catalogadas como Suplemento de afinidades son sencillamente geniales.

Porque hacía mucho tiempo que no tenía que sacar punta al lápiz varias veces para poder continuar subrayando.

Porque habla de arquitectura, de música, de cultura en casi cada una de sus expresiones, pero también de civismo, de educación, de futuro. Y lo hace como si nada, con las palabras magistralmente elegidas, con brevedad, directa al centro de la diana.

Porque delata una curiosidad insaciable y eso dice mucho de ella. Y me gustan las personas con apetito incluso voraz.

Porque es de sabios reconocer que hay que equivocarse. Ella aconseja dedicar al menos un año en la vida a equivocarse.

Defiende la actividad de editar, las aceras, los jardines, el Rastro. Apela a la defensa sobre todo del amor, del amor hacia el hogar familiar, las bibliotecas públicas, los cómics y las revistas, los mapas...

Porque ella sabe y nos lo recuerda que en la vida tarde o temprano asoma un frío terrible y cala hasta los huesos. Y que el dolor no se puede gestionar, pero la tristeza sí (maravilla maravillosa).

Me ha gustado porque entre tanta palabra se intuyen silencios. Y el silencio lo necesitamos tanto como respirar.

Agua y jabón es profundamente hermoso, insisto. Y concluyo con una frase de su autora: "Estar rodeada de belleza y trascendencia amplía el alma, cauteriza las heridas y educa la mirada". 

Nada más que añadir.

Por cierto, he elegido estas fotos de Unsplash porque, en mi opinión, es en la naturaleza donde mayor elegancia podemos hallar. 

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