Cantabria. Infinita.





Se presenta como infinita. Y sus atractivos, sí, son múltiples. En Cantabria la Naturaleza, tanto mar como montaña, es prodigiosa; la gastronomía y despensa excelsas, y su capital, Santander, el destino perfecto durante todo el año. El ideal hoy que comienza un puente, en Madrid.

En otoño, es mágico. Con sus tranquilas calles, el paseo junto al mar y el Mercado de la Esperanza en el que comprar los sobaos pasiegos y tantas cosas.






La Magdalena y el faro.




Antes o después, es preciso tomar el barquito y llegar hasta Somo. Bajo la fina lluvia, un paseo por su playa resulta, sí, reconfortante. Y luego un café.

Cantabria también son pueblos como San Vicente de la Barquera y sus ostras, o Isla y las cetáreas de langostas del restaurante Astuy, que precisan años y años hasta alcanzar un tamaño digno.

Cóbreces con su cementerio y su monasterio. Ahí vive un monje que tiene mi apellido. Y playas...




Gacelas, avestruces, gorilas y elefantes. También búfalos, bisontes, tigres y cobos de agua. Ellos, y otros animales en régimen de semi libertad, son los habitantes de un espacio único: el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Perdí la cuenta de tantas veces que lo visité.



(© Fotos Cantabria Turismo)


Cuevas como El Soplao, abierta al público en 2005 y cuya belleza y formaciones la convierten en un tesoro geológico; y las de Monte el Castillo (El Castillo, La Pasiega, Las Chimeneas y Las Monedas) conforman el conjunto patrimonial del paleolítico más importante de Europa.

Y el sabor de restaurantes de siempre como El Cenador de Amós (www.cenadordeamos.com) que, por fortuna, varias veces probé en primera persona.




Con el antiguo salón del baile transformado en aula de cocina, los jardines y la amabilidad de Marian y Jesús. Siempre.



Su última apuesta es La Casona del Judío, en la capital, que se suma a la amplia nómina de lugares bonitos. 




(© Fotos Jesús Sánchez)

Como La Malinche con recetas tradicionales revisadas y una cuidada selección de vinos.



(© Foto La Malinche)

El Machi, de estética vintage y conocido por las rabas, su vermut y ambiente.



(© Fotos El Machi)

Sin duda, son las direcciones que es preciso conocer en una nueva visita a esta tierra infinita. Hoy es un buen día.


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