Mi otra fiel lectora

Resulta que Ana no es mi única lectora fiel. Desde el sábado sé que también lo es Elena. Me lo dijo mientras compartíamos algún vinito y una comida muy rica. Me pidió escribir con más asiduidad aunque apenas fueran unas líneas. Ahí van. Seguro que hoy escribo más que nunca. 

Recomendaré los lugares en los que precisamente estuve junto con Elena. No salimos de nuestro barrio y la primera parada fue en El Escudo, faltaría. Es mi clásico favorito. Apenas a unos metros de distancia se encuentra Arima Basque Gastronomy, al que tenía muchas ganas de ir. 

Madrid es muy pequeño aunque no lo parezca y el sector de la gastronomía, también. Allí estaba Rodrigo (ex Chuka) y allí nos tomamos una Gilda Joxefa 2.0 y una croqueta de uno de los quesos que más me gustan: Stilton. 

Continuamos con Lakasa de César Martín, donde nos hicieron un hueco en la barra y donde estuvimos charlando sin mirar la hora. 

César es un grande de la cocina española. La bordaba en Balzac y la borda en su casa, en Lakasa. Junto a él, su compañera Marina Launay, son dos almas imparables que saben de servicio, de producto y de todo lo necesario para enganchar. 

Si alguien quiere meter la nariz en su cocina, en la web tienen una conexión en streaming. Vamos, que se asiste en riguroso directo a lo que acontece en el restaurante. 

La carta apetece desde el primero y hasta el último bocado. Uno no se puede saltar las gambas cristal fritas con mayonesa de pimentón. Se comen como pipas, tal cual. 

Nosotras continuamos con el tomate y el bonito escabechado por ellos; la raya asada sobre pimientos rojos (¡Pensé morir de gusto!) y la carne roja de Guikar a la brasa. De postre, lemon pie. 

Pero este post, que espero lea Elena, no puede ser una croniquilla sin sentido de nuestra comida. Porque ella la vivió y pensará: ¿Pues sí que me ha hecho caso? Así que añadiré dos libros y un museo. Soy muy original (léase con ironía), lo sé. 


El primero se titula Contra los hijos y lo firma Lina Meruane. Y aunque me quedan muchas páginas, apenas lo empecé, diré que tela telita lo que podemos pensar y repensar en torno a la maternidad. Sí, no añado paternidad, solo maternidad. Porque ése es el concepto que nos han inculcado más que ningún otro. Ahí lo dejo... quien quiera ampliar, que lea a esta autora.





El segundo se titula Quiéreme siempre, es el último Premio Azorín y quien lo ha merecido es la también actriz Nuria Gago. Bien, no es la mejor novela que he leído en mi vida, pero recomiendo su lectura para prestar atención a un dato importante. Cómo abandonamos a las personas mayores, cómo miramos hacia otro lado y cuán importante es cambiar la mirada dado que somos una sociedad cada vez más longeva, y que sufre con más gravedad que nunca la soledad. Pensemos y repensemos, por favor, sobre este aspecto. No es una tontería. 




Por último, como si yo fuera una ego-blogger que cree que mis planes molan, añadiré que siempre es un placer visitar el Museo Reina Sofía. Volví el domingo por la tarde, cuando a partir de las 13 horas, la entrada es gratuita. Si bien, no está abierto en su totalidad. Pero no importa, es tan grande que con las plantas que sí son accesibles, es suficiente.

El Reina fue uno de los primeros museos que visité en mi vida. Lo hice junto con mi hermano Pablo un mes de agosto infernal que tuvimos a bien pasar unos días en Madrid junto a nuestras tías. 

Entonces, la exposición principal giraba en torno al pop art, Andy Warhol y sus coetáneos. Y claro, nosotros, llegados del pueblito y con un breve recorrido museístico, no entendíamos nada entre escaleras, neveras abiertas y neones. Ese día yo intuía que, lo entendiera o no, el arte merece la pena ser observado, repensado y disfrutado. 

Y en ésas sigo.

Feliz noche, fieles lectores confesos y no confesos.

PD. Observo que en este post repito 'repensar'. Sí, me encuentro en una etapa muy reflexiva. Quedáis avisados. 


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