Aquellas procesiones

En condiciones normales, la mayoría hoy saldríamos pitando. Sí, corriendo a los pueblos, a las segundas residencias en las playas... Escuchando las noticias parece ser que algunos siguen con el plan... En fin, estamos locos, algunos muy locos, de hecho. Pero éste es otro tema y no me apetece entrar ahora en él, que me enciendo. 

Decía que saldríamos pitando, pero éstas no son condiciones normales. O al menos no son a las que estábamos habituados. 

Para mí la de 2020 iba a ser una Semana Santa atípica, pero nunca imaginé que lo sería tanto, tantísimo. 

Lo iba a ser porque no iba a tener que coger el autobús rumbo a Logroño. No tenía que trabajar a tope durante las vacaciones limpiando baños, haciendo camas y recibiendo a peregrinos. La última Semana Santa en Check In Rioja fue la de 2019. Y ahora, en estos momentos, vienen a mi mente aquellas semanas santas en las que acabábamos exhaustos. Sobre todo la primera, la de 2013. No estábamos preparados para la locura que fue. 

Hoy recuerdo que casi siempre en Semana Santa nos visitaban dos peregrinos desde Chicago. Eran Tim y su mujer, Karen. 

Viene a mi mente la primera vez, cuando teníamos hora de cierre, y tuvimos que esperarles. Llegaron corriendo porque las procesiones les habían impedido llegar. Alucinaron con el despliegue y, claro, a ellos les fascinó. 

Él, Tim, regresó casi cada año, pero fue el año pasado cuando él y yo coincidimos. Lo hizo con un regalo para mí. Era una pulsera realizada por mujeres africanas de la fundación en la que había estado involucrada Karen hasta su muerte. Me trajo la pulsera en las visitas anteriores, pero le dijo a Nacho que esperaría para entregármela en persona. Cumplió su palabra. 

Tim nos escribió hace poco. Regresará este año, junto a su hija. Le dijimos que habíamos bajado la persiana y nos contestó que, aunque no se alojara en nuestra casa, avisaría a Nacho para hacerle una visita. 

Echo de menos nuestro albergue en el Camino porque nos trajo a personas de todo el mundo. Ahora, recuerdo lo cerca que siguen de nosotros. Lo cerca que se mostraron, por ejemplo, durante octubre del año pasado, cuando pasamos varios días en el Hospital Ramón y Cajal, durante la operación de Nacho. 

Les echo de menos a ellos y creo que siento tanta nostalgia, que incluso echo de menos las procesiones que tanto miedo me han producido siempre y que pasaban al ladito de nuestro Check In Rioja. 


Keep walking, 

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