Querido Miguel

Me gustaría escribirte una carta. 

Y decirte que el pasado domingo fuimos a Arándiga, y al despedirnos de mi padre, nos dijo:

- 'Buen viaje, hijos'

Miré a Josemi, a tu hijo, y le dije:

- 'Te ha llamado hijo'

A lo que respondió:

- 'Ya, es una forma de hablar'.

Recordé aquel texto que escribí hace unos meses en el que contaba que cuando en nuestra boda dijiste que eras mi padre, no me gustó. Ojalá pudieras volver a decírmelo, Miguel.

Hace un año que te fuiste. No sé a dónde porque yo no tengo muchas opciones en este tema, pero lo que sé es que físicamente llevamos un año sin ti. Nos acompañas todos los días, te lo prometo. Aunque a mí las lágrimas me salen menos, han dejado de salir. Y eso está muy bien. Está bien que la tristeza dé paso a un recuerdo bonito, a todo aquello que compartimos en vida.

Cada vez que voy a La Cautiva a tomar una cerveza pienso que allí fue el último lugar en el que te vi. Todavía no he perdido el sonido de la voz. Incluso, vuestra casa guarda algo de tu olor. 

En este año, Miguel, han pasado muchas cosas. Demasiadas, no sé, muchas, en definitiva.

Operaron a Ignacio. Te recordamos entonces, en el hospital, porque sabíamos que tú hubieses estado mañana y noche. Con respeto, como siempre hacías, pero no nos hubieses dejado solos. 

Mi padre sigue caminando y sigue echándote de menos. Tiene la ilusión de emprender su último camino este otoño. No sé, no sé... 

Porque en estos doce meses de tu ausencia el mundo vive en vilo a causa de un virus. Tú te lo hubieses pasado pipa. Seguro que hubieses dado la batalla en todo aquello que pudieras aportar. 

Josemi echa de menos más que nunca vuestras conversaciones profesionales, ésas que a mí tanto me aburrían. Josemi te echa mucho de menos, eso no hace falta que te lo diga. 

Han pasado más cosas y algunas buenas. Hace tres meses recibimos a Lala, una perra de aguas que te hubiese encantado. Aunque tú preferías a los gatos, Lala te hubiese chiflado. Nunca te hubiese sacado los dientes como la malota de Kika. 

Mañana, cuando nos llamaron y marchamos corriendo a Bilbao de madrugada, me gustaría recordarte con un pequeño ritual. Pero Josemi no quiere estar porque dice que mis cosas de seres de luz le ponen triste. 

Bueno, te pensaré durante todo el día...

Quizá tan solo escuche en tu memoria la canción de Drexler


Comentarios

Entradas populares