Tengo un supermercado


Mi forma de ser, carácter o actitud ante la vida, tiene sus puntos fuertes y, claro, también los débiles. Hoy, que me siento optimista, me quedaré con los primeros. Concretamente con una ventaja o fortaleza de mi ser. Y es que me vengo arriba enseguida, me ilusiono con una capacidad pasmosa y esto me pone las pilas y me activa.

Digo esto porque ayer viví un momento de absoluta emoción. Fue en mi supermercado, ¿porque os he dicho que tengo un supermercado?




Se llama LA OSA, es mío y, más o menos, de otras 1000 personas. 

Somos dueños, consumidores, colaboramos con tareas y tomamos decisiones conjuntamente. No tenemos conflictos, nos llevamos fenomenal porque debatimos y decidimos juntos. 

LA OSA es muy guay. Os lo prometo.




Ayer fue mi tercer turno. Cada cuatro semanas, nos comprometemos a participar desempeñando diversas tareas. Ayer fui frutera y fregué medio supermercado.

Ayer fue mi tercer turno, pero se trataba del primero ya con clientes. Ellos son cooperativistas, como yo. Porque en LA OSA solo podemos comprar quienes hemos aportado 100 euros al capital social y contribuimos con esas tres horas cada cuatro semanas. 

Fui frutera y reconozco que con los problemas que tengo para memorizar dos números seguidos (¿Existe algún tipo de dislexia relativa a los números? Yo, fijo que la tengo), tuve que concentrarme muchísimo en la báscula. Pero fue muy divertido. 

Recordé aquellas tardes en las que Selene y yo nos metíamos en la despensa de su casa, montábamos una frutería con toda la verdura y fruta que había en su casa, y jugábamos tan ricamente.

No sé si os conté ya que siendo niña también tuve una tienda de golosinas. Fue con mis primas y con Eva, en Monteagudo. Íbamos a la Juanita, que tenía la tienda de chuches, se las comprábamos y las vendíamos más caras. Indudablemente, nadie picaba en nuestro engaño y nos las comíamos.

El caso es que siempre me gustó ser frutera y, por fin, puedo decir que lo soy. No me cansaré de decir que ojito con los deseos que se formulan porque el Universo puede escucharlos y poner en marcha su pesada maquinaria para que estos se cumplan. 

Echadle un vistazo a LA OSA porque a vosotros y a vosotras quizá no os ilusione tanto ser fruteros ni fruteras, pero sí os apetezca cambiar el mundo, contribuir a ello.

Nosotros y nosotras, más de 1000 cooperativistas, creemos en otro sistema de consumo y al no tenerlo, lo hemos creado. 

La compra es un acto político y deberíamos reflexionar acerca de ello. Deberíamos tener presente de dónde proceden nuestros alimentos y productos para la higiene personal y del hogar; dónde y en qué condiciones se producen; cuáles son las condiciones de las personas implicadas; cuál es la huella de su producción en el planeta... bien, pues éstas y otras cuestiones son la filosofía con la que hemos construido nuestro supermercado cooperativo y participativo.  

Yo que siempre me vengo arriba e ilusiono, como decía, con una capacidad pasmosa, estoy emocionada con el proyecto. Porque es real, porque influye en el mundo y porque nos conecta a personas con intereses similares.

¡LA OSA mola hasta para conocer a nuevas personas!

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