Afortunadamente, otro año lector III

 


Saber que a final de año voy a publicar esta lista supone un pequeño reto conmigo misma. 

Seguramente sea más competitiva de lo que creo y, en este caso, es conmigo misma con quien me planteo superar el número de volúmenes leídos el año previo o, al menos, no diferir mucho del número alcanzado. 

Sigo con la tercera entrega de un año afortunada y verdaderamente lector. 

Durante el verano, suelo leer bastante. Tanto en vacaciones como por las tardes ya que tengo jornada intensiva, que por cierto a mí no me gusta nada. 

Regalé a mi hermano El camino del fuego, de María Oruña, y lo leí en cuanto supe que la trama transcurría en Escocia. No soy muy aficionada a la novela de intriga o negra, pero me resultó ameno. 

Quién cerrará la puerta recoge una historia principalmente y varias que convergen acaecidas durante la Guerra Civil en la localidad próxima a mi pueblo, Calatorao. Lo ha escrito Jesús Trasobares y lo ha editado Pregunta. Es altamente recomendable desde mi punto de vista. 

La tristeza de los personajes dibujados por Haruki Murakami conectan totalmente conmigo. Recuperé Al sur de la frontera, al oeste del sol y lo disfruté mucho. 

Desde Lanzarote llegó La intuición de la isla, firmado con cariño por su autora, Pilar del Río. Todavía no lo he concluido porque me temo que, como muchos otros libros, no quiero que acabe, quiero seguir conociendo la vida de Saramago en Lanzarote, isla en la que yo espero vivir algún día durante una temporada. Solo pido un año... 

Ya en el otoño, empecé Timandra, de mi admirado autor griego Kallifatides, y sigo leyéndolo porque, como señalé, en el post anterior, me está costando, pero bajo ningún concepto abandono a este señor. 

Anabel optó por Tostonazo de Lorenzo Santiago y mi impresión fue que hace honor al título. 

Todo va a mejorar, publicado de manera póstuma por Almudena Grandes, fallecida en noviembre de 2021, me ha gustado muchísimo al tiempo que me ha angustiado en determinados momentos. 

Regresé del verano con la atención un poco diluida y creí que recurrir a un libro ameno, sin complicaciones, me ayudaría a centrarme. Las olas del tiempo perdido cumplió la función. Durante los días que pasé en Tenerife celebrando mi 45 cumpleaños apenas levanté la vista del libro de Sandra Barneda para bañarme en la piscina. 

Patricia e Isabel de Greta, libros con garbo, de nuevo me hicieron un regalo. Se trató naturalmente de un libro y acertaron de lleno. La librera de París, de Kerri Maher, me encantó. 

En el puente de diciembre visité a Daniel Pinilla en la biblioteca de Morata, me llevé tres libritos y entonces, sí que sí, superé cualquier bloqueo lector. Los días perfectos, Las gratitudes y La mujer helada me gustaron tanto que sobre ellos escribí aquí

También durante esos días festivos de diciembre, comencé La frontera lleva su nombre, escrito por Elena Moreno, pero decidí dejarlo y que mi madre lo disfrutara. Espero retomarlo muy pronto porque intuyo que me va a atrapar. 

Pasé un maravilloso (y reparador) fin de semana con Rosa y Txus, y ella me animó a comprarme un libro electrónico. ¡Sí, yo con un libro electrónico! Y de momento estoy más que feliz. En apenas una semana y, gracias al sistema de préstamos de la red de bibliotecas de Aragón, he leído Las inseparables de Simone de Beauvoir y Qué vas a hacer con el resto de tu vida, de Laura Ferrero. Los dos son lecturas altamente recomendables, cómo escriben ambas mujeres. 

Compré mi primer libro electrónico: Serge, de Yasmina Reza, elegido por Carmen para el primer Tinta Fina de 2023 y que también estoy leyendo con sumo placer. El último libro de nuestro fantástico club fue El chico de la última fila de Juan Mayorga. Me encantó leer, después de tanto tiempo, una obra de teatro y tan buena.

Despido el año comenzando Salvo mi corazón, todo está bien,  de Héctor Abad Faciolince, después de haber escuchado opiniones muy positivas.

Y hasta aquí el balance del que parece sí ha sido un gran año lector.

48 libros leídos y 8 en proceso o pendientes de retomar, es decir, no abandonados.

Ojalá lleguen días bonitos con tiempo para seguir leyendo.


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