Tres libros conmovedores

Últimamente digo que leo menos, leo a ratos, creo que dispersa, sin la atención debida. Quizá me exijo demasiado y no debería hallar explicación a todo. 

Me he dado cuenta de que cuando se sufre, o se cree padecer, lo que mi sobrina Claudia me dijo que se conoce como el 'bloqueo lector', un truco puede ser optar por libros de unas 150 páginas. Quizá así no se hagan bola. También dicen que ante este tipo de bloqueo funciona volver a leer un libro que con anterioridad te gustó; elegir un título de un autor o autora con el que sueles acertar y, sobre todo, tener paciencia. 

Pues bien, creo que yo ya estoy desbloqueada. En 48 horas, he leído tres libros. ¡Y qué libros!

Visité la preciosa biblioteca de Morata de Jalón, que más bonita no puede ser, y Dani, el bibliotecario, me recordó que el préstamo es de hasta cinco volúmenes. Fui honesta y pensé: 'No, porque me generaré obligaciones, ansiedad'. Así que cogí tres títulos breves y que hacía tiempo que quería leer. 



Los días perfectos de Jacobo Bergareche. Había leído diversas impresiones sobre este librito y al verlo en la biblioteca decidí que se venía conmigo. Me gustó la prosa de Bergareche, el ritmo y la estructura de la novela con dos partes, que son dos cartas y, entre ellas, las cartas de otras personas, de Faulkner, nada más y nada menos. 

Me conmovió mucho por cómo retrata el final del amor, de la ilusión y de la emoción. Ese resignarse o decidir que ya no quedan más cartuchos. Me puso un poquito triste.




La mujer helada, de Annie Ernaux. De la Premio Nobel leí hace tiempo El acontecimiento, que me fascinó a la par que me resultó durísimo. Es un libro que de hecho, como todos los que he leído sobre el aborto, me resisto a recomendárselo a casi nadie. 

Este volumen, publicado en España por Cabaret Voltaire, demuestra la maestría de la autora francesa. La sobriedad de su tono y cómo consigue transmitir tanto sin derrochar palabras. Las justas. Las necesarias.

Recorre su infancia, niñez, juventud y los años en los que accede a casarse, tiene dos hijos y en su mente suceden tantas cosas que difícilmente puede transmitir. Lo recomiendo porque no trata asuntos tan lejanos y que a la mayoría de las mujeres se nos pasan por la cabeza tarde o temprano. 

Ahora solo quiero leerme la ingente obra de Ernaux. Creo que el próximo será Pura pasión




Por último, leí de manera hipnótica y llorando como hacía tiempo, otro librito, otra joya: Las gratitudes, firmado por Delphine de Vigan y publicado por Anagrama. 

Qué manera de reflexionar sobre la vejez, las pérdidas, el lenguaje, la autonomía, la integridad, la enfermedad, el ocaso, la vida y sus ciclos, también sobre palabras que a veces compartimos totalmente vaciadas de sentido, ese 'gracias' que decimos automáticamente y que sin embargo nos resistimos a expresar con verdadero significado.

Las gratitudes, insisto, qué libro tan bonito y tan duro, qué necesario y qué verdadero. 

Qué poderosos son los libros que te arrastran hasta las lágrimas, que te sacuden emociones y pensamientos que no imaginaste o que no querías despertar, que querías mantener resguardados. 

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