Hace 20 años

 



Llevo un atracón de nostalgia. Y me gusta tanto que no me está sentando mal. 

Lo cierto es que casi siempre al echar la vista atrás puede lo bueno, es decir, recuerdas lo bueno, aunque no todo el tiempo resultara así. La vida no es todo el rato buena. Llegados a este punto eso lo tenemos claro. 

El festín de nostalgia empezó este verano cuando regresé a los dos pueblitos buenos con más tiempo de lo habitual. Cuando regresé a las fiestas del segundo pueblito bueno y me reencontré con tanta gente a la que no veía desde hacia casi mil años. 

Luego continúo a través de conversaciones sobre lo perdido, lo que nunca volverá... porque es imposible y porque tampoco es necesario.

La nostalgia regresó ayer con fuerza. Era inevitable. Nos reunimos en Madrid quienes hace 20 años terminamos periodismo. Y fue la risa total. Bueno, las risas habían empezado mucho antes de subir a la terraza del hotel en el que teníamos la cita a ciegas múltiple (porque no nos recordábamos... o eso fingimos). Las risas que yo me he echado en el grupo creado para concretar la cita han sido maravillosas así que ayer tenía que asistir sí o sí. 

Fue bonito encontrarse y charlar con algunos y algunas casi por vez primera. 

Cuando había pensado en este tipo de encuentros, a mí que me gusta hacerme la dura, no me parecía una buena idea. Quizá porque supone remover lo que fue, lo que no fue, lo que pudo ser.

Lo cierto es que yo disfruté mucho de los dos años de carrera, pero poco después de acabarla, decidí 'plis-plas' empezar de cero. Luego fui recuperando amistades. Pero ésa es otra historia.

Siempre pensé que a este tipo de encuentros tienes que ir con la autoestima alta, segura y sintiéndote triunfadora. Yo no sé si ayer reunía todo eso, pero me gustó muchísimo estar ese rato largo con ellos y con ellas. 

El atracón ahora es grande, pero no inmenso, gracias a Las de la última fila



Sobre los libros nunca desvelo ni la trama ni el desenlace, así que tampoco lo haré sobre esta serie de Netflix firmada por Daniel Sánchez Arévalo. Solo que me está haciendo reír, llorar, recordar y sentir mucha melancolía.

Me quedo con unas palabras: "No estamos en el día a día de cada una [...]. Y cuando nos juntamos es como si no hubiese pasado el tiempo y nos viésemos todos los días. Pero no es así. No, no compartimos todas nuestras cosas".

Comentarios

Entradas populares