La dicha de leer IV (y final)

 


Que nadie piense que esta lista es infinita. Por mucho que lea, con esta última entrada, concluye. Son libros en general muy interesantes, sin pasar por alto algún título acompañado de demasiado ruido comercial y que a mí, ni fu ni fa, sino todo lo contrario. ¿Cuál será? ¿O se tratará de varios? 

Volví a leer Miedo de Stefan Zweig, porque fue elegido para charrar sobre él en el club de lectura de mi #pueblitobueno, Arándiga. Cómo me gustan estos libros que son breves e inmensos al mismo tiempo, que provocan conversaciones sobre multitud de temas. Tanto que, cuando crees que ya lo has dicho todo sobre la lectura, recuerdas otro asunto que te llamó la atención. Todo eso y mucho más despierta Miedo. E incluso esa propia emoción. 

Sevillana, de Charo Lagares. No suelo desconfiar de los libros que llegan acompañados de mucho ruido y frases que no admiten emociones superlativas mayores. No desconfío, pero me parece una falta de respeto que luego no solo no cubran las expectativas sino que sean libros malos. Y éste es uno de ellos. Una trama básica, pero que leí pensando que en algún momento daría un giro. No lo hubo. 

Para evitar decepciones como la anterior, regreso a esos autores y autoras que creo son valores seguros. También diré que he tenido algunos que dejaron de serlo. De momento, Delphine de Vigan mantiene el listón altísimo. Me encantó Basada en hechos reales.

De Maggie O'Farrell solo he abandonado un libro: La extraña desaparición de Esme Lennox. Pero en este año he leído tres volúmenes firmados por ella: El retrato de casada y La primera mano que sostuvo la mía. Ambos de Libros del Asteroide, editorial con la que siento mucha afinidad y de la que, de hecho, este año es quizá de la que más títulos elegí. 

En la recta final del curso, en Tinta Fina, leímos y compartimos conversación sobre Sí, lo hice, de Victoria Bermejo, y Soy fan, de Sheena Patel. El primero me gustó y divirtió, el segundo no me despertó ningún interés. 

De Jacobo Bergareche me gustó y conmovió Los días perfectos, sin embargo, Las despedidas me pareció bien escrito, pero sumamente previsible. Creo que no es tan bueno como dice todo el mundo. Para nada. 

No suelo elegir libros que me hagan reír, según alguien que me conoce muy bien porque soy 'una triste'. Norah Ephron lo consiguió con No me gusta mi cuello. Buenísimo libro editado como el anterior y los dos siguientes por Libros del Asteroide. 

Una escritora en la cocina es bastante interesante y está escrito por Laurie Colwin. Como lo es el pequeño volumen firmado por Delphine Horvilleur y que me recomendó Daniel Pinilla: Vivir con nuestros muertos. 

Los misterios de la taberna Kamogawa es un libro sencillo y tierno, pero tampoco la lectura imprescindible que anuncian a bombo y platillo. Está escrito por Hisashi Kashiwai y a mí me gustan los escritores y escritoras asiáticos porque creo que enfocan la realidad de otra forma, con otro lenguaje y otra mirada, pero éste no lo pondría en mi lista de favoritos. Simplemente es una lectura agradable, que no abandonas pero que tampoco te entusiasma. 

Mirafiori de Manuel Jabois, otra gran decepción. Fabulosamente escrito, sin duda, pero irrelevante. Jabois está de moda y me parece muy bien, pero ya está. 

Busqué un libro entretenido y fácil, y pensé en Vanessa Montfort y La hermandad de las malas hijas. Superé las 100 páginas, pero abandoné.

Una biblioteca de verano, de Mary Ann Clark Bremer, fue un regalo de Carmen Melgar. ¡Y qué bonito!

Fortuna escrito por Hernán Díaz y Premio Pullitzer 2023. Me recordó bastante a Hermosos y malditos, y lo devoré. Además, en un momento dado me descolocó. Y eso me gustó mucho. Altamente recomendable, sin duda. 

Gozo, de Azahara Alonso, una delicia que invita a reflexionar página tras página sobre las cosas realmente importantes. Me gustó leerlo en la recta final del año, cuando en cierta medida, yo invariablemente hago balance de lo recorrido y de aquellos aspectos en los que quiero poner el foco en adelante.  

También viene acompañado de mil elogios Nada es verdad de Verónica Raimo. Bien, entretenido y hasta aquí suficientes halagos por mi parte.

El último título que me ha acompañado este año también es de Libros del Asteroide, es Sola de Carlota Gurt. No es tan reciente, no despertó tanta polvareda editorial, o yo no me enteré, pero definitivamente me ha entusiasmado. Buena historia y un uso del lenguaje fascinante.

Buen lenguaje, buena historia y cruce de vidas interesantes recoge Lucía Lijtmaer en Casi nada que ponerte. Me ha gustado muchísimo. Qué especial.

19 leídos

2 abandonados 



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