Un lugar tan bonito





Objetería los días felices. El nombre en sí es precioso. Porque los días son felices o no, muchas veces, en la medida en que nosotros queremos que sean. Los días son, sin duda, más felices cuando nos rodeamos de personas y objetos bellos. Cuando perseguimos, atraemos y proyectamos cosas bonitas. 

Y la apertura de este lugar de la Plaza del Castillo, antes llamado Me quiero vivir, a mí hoy me hace sentir un poquito más feliz. 

Me alegro por Pitxu, que ha puesto el alma y cada minuto de su tiempo en relanzar este barco llenito de su amor por los libros, por el arte, por la poesía. Con arrojo, ahí está ella, que derrocha creatividad, hoy en su primer día, sin apenas haber dormido.




Pitxu, que a partir de hoy se va a llamar Mireia, es una de las personas (de las pocas) con las que he compartido buenísimas conversaciones desde que llegué a Pamplona. No somos amigas pero nos hemos confesado y reído de nuestros miedos, de nuestros sueños. Me encanta cuando me marcho y me dice: 'María, tú ven cuando quieras'. 








Hoy, llueve en Pamplona porque no podía de ser de otra forma, pero sí, aunque suene a tópico, la ciudad es más bonita, tiene más luz gracias a la apertura de Objetería los días felices.

Están los libros con los que yo sueño. Sobre gastronomía, con ilustraciones preciosas para niños y para quienes seguimos siéndolo, poesía, fotografía, arte... Pitxu me descubrió a Jimmy Liao, sin el que ahora no puedo vivir. 

En este rinconcito me encuentro, a través de sus portadas, con amigos como Mario Suárez (Cocina Pop, Cocina Indie, Nueva York Hipster) y Anabel Vázquez, dos grandes que juntos han escrito Madrid, guía vintage




(© Fotos Cyc)


Los regalos más emocionantes que le he entregado a mi amor en los últimos tiempos fueron ideados por ella, por Pitxu.

Así que si alguien lee este post y viene a Pamplona, por favor, que marque y subraye dos veces: 'Visitar  la Objetería los días felices y conocer a Pitxu'. 

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