Y van 43

Hoy es mi cumple y, desde ayer, estoy de muy buen humor. A pesar de haberme levantado con el ojo izquierdo hinchado como una pelota, me siento muy bien. Sobre todo, emocionalmente.

Me siento querida y acompañada. 

Me siento cuidada.

Me siento afortunada.

Mi familia sigue unida, la que he creado y la que me creó a mí. Estamos lejos, pero unidos. 

He recibido infinidad de mensajes por teléfono, audios de voz y palabras bonitas por redes. Incluso de personas que no me conocen, pero con las que a través de las fotos, he establecido algún nexo bonito.

Josemi ayer me estuvo tomando el pelo, como cada año, diciendo que no le había dado tiempo a buscarme un regalo. Como cada año, me he levantado y ante mí, había un bonito libro.





También había un detallito de Rafa y Miren, de Nakama, mi librería de cabecera. 

Después, Ana me ha enviado fotos de mi pueblito bueno, Arándiga, que con la luz del otoño, todavía me gusta más.



Me siento bien en este nuevo año. A partir de mañana, aunque cumplo 43, como es costumbre, sentiré que empiezan los 44. 

Además, llueve. El día es bonito. Estoy en casa, con Lala, que ronca y que cada vez que voy a la cocina, se levanta para ver si 'pesca' algo rico de comer.

Toca quedarse en casa. Cocinaremos ramen, por primera vez -a ver qué sale- y nos zamparemos la tarta que hemos encargado a los chicos de Ceci Bakery.

Es un lunes, que en realidad es martes, y en casa se está bien.

Ah, y el martes siempre fue mi día favorito. 

¿Qué más quiero? Nada, seguir así, tranquila, en calma, procurando sonreír y agradeciendo cada amigo que me acompaña, cada día con salud... ¿Suena un poco a abuela cebolleta, verdad? ;-)

Bueno, que me emociono. Gracias a quienes me habéis dedicado parte de vuestro tiempo y me habéis hecho llegar tanto cariño, en cantidad y en calidad. 

Soy muy afortunada. 

Keep walking, 


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