Una casa en El Puerto de Santa María




Carlos y Myriam han cambiado de vida. Dejaron Madrid y han tomado las riendas del negocio que, durante tanto tiempo, defendió la madre de él. 

Casa de Huéspedes Santa María (www.facebook.com/roomsantamaria) ahora es un lugar de encuentro de gente que busca establecimientos singulares y a buen precio. Ocupa, como antaño, el número 38 de la calle Pedro Muñoz Seca, en El Puerto de Santa María. 

Ambos son diseñadores y eso se nota. Haciendo gala de que la falta de presupuesto agudiza el ingenio, han llenado cada rincón de detalles especiales. Cuenta con diez habitaciones luminosas, vintage y románticas. De hecho, nosotros elegimos este destino en nuestra -peculiar- luna de miel. 





En una de las habitaciones encontré una obra de Lady Desidia, a quien yo tanto admiro. Y es que promueven que otros creadores muestren su trabajo, organizan mercadillos y un sinfín de ideas (todas buenas). 

En Casa de Huéspedes Santa María las camas son confortables. Los baños sencillos, sin lujos, pero con todo lo que se precisa. Puedes tener el tuyo propio o compartirlo con otros clientes y, por tanto, pagar menos.




Me gusta su balcón con luces. Desde el que, aquella noche, brindé por última vez con el vino que Juan nos regaló. 

Me gustan las manchas de humedad que ellos han transformado, a modo de lienzos, en pequeñas historias. Y me resulta amable que, como sucede en el albergue de mi hermano, Check In Rioja, se confíe en la buena voluntad de las personas: ellas se sirven lo que necesitan de la cocina y dejan el importe en la hucha. Nunca falta un céntimo.

Me hace sentir bien ese patio típico de las casas andaluzas en el que el perro, Sancho, no perdía detalle de la historia que me contaba Carlos. 



(© Fotos Casa Santa María)

Era sobre su tatarabuela, aquella mujer adelantada a su tiempo que fundó el primer establecimiento hotelero de la localidad y que emprendió infinidad de empresas hasta que el atentado de la boda de Alfonso XIII provocó su ruina. Pero ésta es una larga historia y quien mejor la narra es Carlos. 

Habrá que visitarle y reservar en su Casa de Huéspedes Santa María y así conocer también a la dulce Myriam. 

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