Yo como los pinchos sentada. He dicho

No me gusta ir de pinchos. Aunque por mis venas corra sangre riojana me estresa ir a la calle Laurel o San Juan, en Logroño, y tener que esperar, hacerme sitio, pagar, beber con prisa porque 'vámonosaotrositioya'. Y mira que Pedro y Óscar siempre me lo ponen fácil y ellos piden, traen, esperan... No me puedo quejar pero no me gusta ir de pinchos y punto. Me impaciento.

A mí me gusta sentarme. Sí, y comer pinchos, un menú completito o lo que sea, pero sentada. Sin prisa, con un antes y un después, y claro, entre medias, un durante sabroso.

Por eso, en mi última visita a San Sebastián me sentí feliz al ocupar una mesita de Zeruko (www.barzeruko.com). Y dije sin medias tintas: 'Queremos el menú degustación de pinchos'. Mientras, los que sí adoran ir de pinchos se agolpaban en la barra y elegían de aquí y de allá. Seguro que todo les supo a gloria, como a mí que fui de pinchos sentada.

Degustamos ocho especialidades, pensadas, repensadas y elaboradas con técnica. Con eso y con mucha imaginación y buen producto.



La hamburguesa de chipirón con miga de pan muy pero que muy negra. Y esponjosa y riquísima. El sésamo y el wasabi le ponían el punto perfecto.





Más chipirón. Esta vez en forma de rosa.




Brasas, con su humo y aroma, para terminar de preparar el bacalao.



(© Fotos Zeruko)


Y un postre que parecía arroz a la cubana. Cítrico, cremoso, suave... bueno, hasta que probamos el corazón de esa flor amarilla que te provoca sensaciones algo raras... Pero había que probarla.

Yo como pinchos sentada. He dicho.

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