Aroma a melocotón


En estos momentos estoy en la gloria. En la gloria y en un banco de un parque de Manzanares el Real. Hasta aquí llegué caminando 25 km desde la estación de Tres Cantos. Porque al inicio de este nuevo año, una vez más, deseé caminar... Y lo he hecho. Hoy, al menos, mañana, ya veré porque naturalmente (en mí) tengo LA ampolla.

Y yo cuando camino recuerdo. Miro atrás, a lo lejos que está Madrid y sus torres, y a lo lejos que quedan algunas partes de mi vida.
Y de esa vida si hay una etapa que recuerdo, una y otra vez, es la infancia. 

Hoy, no sé porqué, pensé en quienes han influido en mi educación. Indudablemente, mis padres, pero también maestros y maestras, profesores y ellas, también muchas profesoras.

He repasado mi escolarización, de principio a fin, y a mi mente ha vuelto el aroma a melocotón de Amparo. 

Ella fue mi profesora de inglés en el instituto. A mí siempre me gustó ir a clase, atendía porque casi todo me interesaba, pero alguna que otra vez, por supuesto, me evadí. Entonces reparaba en por ejemplo el pelo de esta mujer. Siempre corto.

Me gustaban sus clases, su estilo y forma de actuar. Me encantaría saber cómo se encuentra y si sigue oliendo a melocotón. 

Movida por la curiosidad, le debí decir que me encantaba su colonia y me dio la respuesta que yo quería: se trataba de un aceite de The Body Shop que ella mezclaba con su crema corporal.

Amparo no sabe que, cuando abandoné el instituto y me trasladé a Zaragoza, busqué su aroma y lo usé durante años.

Algunas personas resultan importantes por enseñarnos y educarnos, y por mucho más.

Comentarios

Entradas populares