Chao, bicho

Acabo de superar el bicho. Yo también he tenido el COVID, pese haber sido escrupulosa hasta el límite de la obsesión. Pues bien, yo también lo pillé.

Al inicio de esta mierda, allá por abril, formulé una breve teoría y la he perfeccionado con mi propia experiencia. 

Entonces mantuve que esto del covid era una lotería, que te podía tocar o no. Ahora, tengo claro que es una rifa, lotería o sorteo de la muñeca chochona. Que puedes llevar uno o varios boletos, y te toca o no te toca. Y si te toca, va desde el premio gordo, que cascas o lo pasas fatal, a un premio de consolación.

Yo no he sido asintomática, pero ojalá todo el mundo lo pasara como yo. 

Fue como un catarro muy fuerte. De hecho, llamé a mi doctora (a quien le he prometido una caja de bombones enorme, por lo maja que es siempre) por prevención. Y la prevención y mi, 'va, esto es una gripe'... fueron el bicho.

Me siento afortunada por el cariño que he recibido.

Me siento afortunada por los cuidados de mi amor. 

A la señora Ayuso y a sus secuaces, ni medio agradecimiento. 

Porque para mí ha sido el tercer confinamiento. El segundo lo viví en un pueblo de Aragón y allí hubo rastreo, llamada cada día... aquí he sido yo la que ha ejercido de rastreator, pero debido a mi psicosis o covid-toc no tenía a casi nadie a quien llamar porque a casi nadie vi. Y con quienes estuve fui la histérica del covid.

Dicho esto, por favor, cuidaos mucho, nos toca protegernos, sobre todo a los ancianos. Mucho más en Madrid porque aquí nadie nos cuida. En mi centro de salud lo han hecho como han podido. Yo no soy muy hipocondriaca, pero entiendo que alguien con miedo se hubiese sentido abandonado. Sé que no ha sido por deseo de los sanitarios hacerlo así. 

Lo dicho, toca cuidarse. Así que: 

Mucha mascarilla.

Mucho lavado de manos.

Muchas ventanas abiertas.

Mucha distancia.

Y mucho nos veremos pronto... pero ahora, mejor cada uno en su casa o en su espacio de seguridad, y con las personas con las que convive. 

Por cierto, el proceso emocional y mental ha sido curioso. En marzo, abril incluso en mayo, yo tuve mucho miedo. Miedo porque soy doña bronquitis; miedo por mi familia; miedo porque alguien muriera y no pudiera despedirme; miedo al sufrimiento. Miedo. Mucho miedo.

Pero el otro día Jorge Bayo me preguntó si tenía miedo. Le dije que no, que ahora que lo tenía, no lo sentía. Pero insisto lo mío ha sido un gran y largo catarro, eso sí, si me hubiesen cambiado la cabeza por otra en algunos momentos, hubiese sido feliz. 



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