¿Por qué camino?


 

Soy la persona que aparece detrás, doblada de dolor. El del paraguas rojo es Nacho. El bro.

En agosto de 2009 no podía imaginar que el veneno del Camino quedaba inoculado en mi ser. Ahora bien, aquí afirmo que no vivo atrapada en él. Pienso, como lo dejé recogido en mi pequeño librito, que el Camino no es la vida real. La real es la otra, la que duele, la que emociona, la que te exige seguir. 

Mañana regreso a él. Lo haré junto a mis personas vitamina: Claudia, Abril y Araceli.

Nunca hubiese imaginado tanta conexión. Yo que en mi esfera personal soy asocial, solitaria, rara, muy rara. Ellas me cargan las pilas.

Hace un rato conversaba con una amiga, Lidia, que acaba de concluir su primer Camino. 40 días desde Roncesvalles a Finisterre. Le decía cuáles son las razones por las que yo regreso al Camino.

Porque es la oportunidad de tomar distancia de algunos problemas. 

O dicho de otra forma: para afrontar el día a día con perspectiva.

Para conectar con mi verdadero ser. El reto después es recordarlo.

Para valorar todo lo bueno que me rodea.

Para restar dramatismo a lo malo.

Para relativizar y no vivir ni en el negro ni en el rosa. En tonos intermedios.

Así que ahora mismo estoy nerviosa. Sé que esta noche no podré dormir. He hecho y deshecho la mochila 30 veces. 

Estoy feliz porque estreno mochila. Siempre caminé con la de mi padre. Pero en mi 45 cumpleaños pedí a mi familia una mochila de regalo. Necesitaba que fueran ellos quienes me la obsequiaran.

Me siento plena. Sé que el Camino removerá asuntos que durante el resto del año a veces guardo debajo del felpudo, como dice Naiara. Pero estoy preparada.

keep walking, 

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