Cada vez...





Cada vez me parezco más a mi madre.

Me chifla cocinar, sola, sin nadie en la cocina. Y dejo tantos cacharros sucios que parece el campo de una batalla. 

En lo que no me parezco es en que a ella la repostería se la da bastante bien y yo, sin embargo, soy un cuadro. 

Lo soy porque me gusta ser anárquica al cocinar, sin medidas, sin tiempos establecidos... siguiendo tan solo mi instinto y el criterio que se ha forjado gracias a haber comido en tantos restaurantes ricos y haber leído algún que otro librito de cocina.

A mí no me ha dado por los bizcochos ni por el pan. Así que no he contribuido a disparar la venta de harina ni de levadura. Aunque es cierto que en la vida escocesa, tras la visita de mi hermano mayor, me dio por hacer pan al estilo marroquí. A él se le da todo fenomenal... 

El caso es que ayer recogimos el pedido de la frutería del barrio. A la que vamos siempre, aunque pertenezcamos a la cooperativa La Osa. Siempre intentamos comprar en diferentes comercios locales, repartimos las compras. Bueno, el caso es que ayer recogimos la lista que habíamos hecho por whatsapp y fue mejor que la llegada de los Reyes Magos siendo niños. O sin serlo.

Hoy se ha apoderado de mí una fuerza de otro mundo ;-) y he cocinado como si en lugar de 2 personas, aquí, en este bajito sin luz, viviéramos 8 ó 10 glotones.  

He cocinado escalibada porque me recuerda a mi madre. Pese a llevar comiéndola toda la vida, todavía no sé si se escribe con b o con v. Ahí lo dejo, con b. 

He cocinado esa sopa tailandesa, anárquica como yo, que aprendí a preparar en Escocia. 

Me he atrevido con la receta de cuscus de coliflor de María G. Aguado. Rico, rico...

También me ha dado por preparar botes de tomate frito porque se acabó el último de mi madre. Y no tener tomate casero es como estar perdida... sin rumbo. 

Me he atrevido con los encurtidos: rabanitos, zanahoria, pepino y coliflor. Y he aprovechado para ponerles, además de pimienta, semillas de mostaza, ajo y laurel, esas hojas de hinojo que cogí en mi última visita al huerto familiar de Monteagudo y que yo, tan aprovechadica, que dirían en mi otro pueblito bueno, Arándiga, lavé y congelé.

He cocinado esa sopa de hinojo, apio, aguacate, manzana y limón. Ah, y le he puesto cilantro aunque la receta de Amelia Freer no la tiene. A ella la descubrí en Escocia. Entonces, sacaba de la biblioteca todos los libros de cocina que había. Me empeñé en aprender el nombre de las frutas, verduras, hierbas, utensilios... y un día la bibliotecaria no se resistió y me preguntó si era cocinera. Le dije que no, que sencillamente era una española que no sabía inglés.

No solo esto sino que además he preparado champiñones con ajito y cilantro; puré de mil verduras para aprovechar, además, los tallos de la coliflor. Mi madre al puré le pone hasta las hojas de lechuga que desecha. 

Me he venido arriba y he preparado berenjena con miel, pepino con yogur.

Y no, torrijas no he preparado ni lo voy a hacer. Creo que con esto nos alimentamos durante varias semanas. 

Comentarios

  1. Jajaja!
    Te veo en una casa con huerto en Arandiga. Para cómo muy bien tu tu dicho " aprovechadica" sacarle el mayor rendimiento

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