Sí, viajaré a Portugal

Y me quedaré en Lisboa. 

Aparcaremos la furgoneta en ese lugar que a ella le haga sentir bien y nosotros iremos a otro buscando gratas sensaciones. Apenas la dejaremos sola durante una noche... o quizá dos. 

No buscaremos al azar. Porque Lisboa, que desprende melancolía, romanticismo y que parece de otro tiempo, alberga un hotel tan mágico como ella. Y merece ser visitado, dormido, vivido y disfrutado.

Es Fontecruz (Avda. Liberdade, 138. www.fontecruzhoteles.com) y ha sido diseñado por Eva Almohacid.


Moderno y exclusivo.

Inspirador. De principio a fin.



Es decir, cada una de sus 72 habitaciones y suites.


También su restaurante, el jardín, la terraza, el champagne bar, el lobby -esa parte de los hoteles que a mí me encanta por lo que tiene de inquietante-.



(© Fotos Hotel Fontecruz Lisboa)
Y mucho más.

Como las vistas panorámicas de la ciudad y otras razones para no salir y dejar para otra ocasión el tranvía 28, los fados y la calma que se divisa desde el Castillo de San Jorge. 

A Lisboa siempre se vuelve.

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