No solo chocolate


Negro, con mayor o menor pureza, pero delicioso. 
Con leche, solo o con almendras.
También blanco.

Lo mío con el chocolate roza el delirio. Mi último affair me lleva, una y otra vez, a la nevera. A punto de abrir la puerta, dudo: 'No, no debería. Se terminarán y no sabré qué hacer'. (Quedan 4)

Claro que sabré. Será tan fácil como visitar el número 44 de Ortega y Gasset, es decir, la tienda de Oriol Balaguer (www.oriolbalaguer.com). Y decir: 'Necesito trufas'. Quizá pueda omitir mi ansiedad utilizando otro verbo: 'Quería, deseo...'. Diga lo que diga: lo notarán.

Mi objeto de deseo no es otro que éste:

Es una exclusiva colección de trufas heladas creadas por Balaguer con un ingrediente tan preciado como el Ron Santa Teresa Selecto, elaborado con añejos de hasta diez años.


El cacao utilizado es el más puro de Venezuela, Cuba y Brasil. Combinación perfecta, por lo tanto, de dulzura, un toque amargo y las notas de vainilla y madera del ron.

Creo que voy a la nevera: No, sí, no, sí...

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